Resumen
En el presente ensayo se pondrá de manifiesto cómo el Concilio Vaticano II, a través de su Constitución Pastoral Gaudium et Spes, declara su antropología, por mejor decir, la de la Iglesia, la bíblica, la revelada. Por medio de un análisis detenido de los puntos fundamentales de este documento se pretende rescatar, como primordial y relevante para la humanidad, el hecho de reconocer que el hombre necesita de Cristo para que ilumine su existencia, sacudida por cambios incomprensibles y exigentes, y por la misma historia, que es lugar de revelación de Dios y de respuesta humana.
Comprender la Providencia y dejar claro que el hombre es amado, imagen e hijo de Dios, no solo da una unidad y un equilibrio al ser humano, sino que se convierte en punto de apoyo para interpretar todos los problemas que constantemente desafían a los hombres, y que desde el ateísmo —teórico o práctico— no tienen solución.