Abstract
Según Maurice Blanchot, el proceso de la escritura se inicia con la mirada de Orfeo. El reconocimiento de su figura poética, como patriarca de la poiesis parece «metamorfosearse» en las culturas brasileñas y portuguesas de la contemporaneidad de una decisión de «contar la muerte». Antonio Lobo Antunes, Guimarães Rosa, Maria Judite de Carvalho, entre otros, se revelan emblemas de una realidad que por falta de sentido se desvanece. A pesar de la muerte, Orfeo entra en auxilio y Perséfone, que es en la literatura el renacimiento, determina textos que gritan, la vivacidad de la escritura.