La idolatría en el siglo XXI
Resumen
limita a estatuas; más bien, se muestra en elementos tangibles. Toda cultura tiene sus propios ídolos: el poder, el dinero, el placer, entre otros. Aunque no son estatuas físicas, las obsesiones y prioridades pueden convertirse en dioses falsos. En el Antiguo Testamento, hay ejemplos de idolatría. El becerro de oro en el Sinaí (Éx 32) y los becerros erigidos por Jeroboán en Dan y Betel (1 Reyes 12,26-33) son casos tangibles. Israel, a pesar de ser profundamente religioso, coqueteaba con deidades extranjeras. En el Nuevo Testamento, la idolatría también es relevante. Aunque no se adora imágenes, comprometerse más con la creación que con el Creador es idolatría. La humanidad necesita volver al único Dios y adorarlo, como lo hizo y enseñó Jesucristo. La Tradición de la Iglesia Católica también trata sobre la idolatría. La lucha contra tal fenómeno es constante, recordando que solo Dios merece adoración. Finalmente, la idolatría está presente en el siglo XXI, y el católico debe reflexionar sobre las prioridades y devociones. Solo Dios merece la alabanza y adoración perenne.
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- Trabajo académico [291]