Abstract
La formación en la virtud de la castidad en los adolescentes, exige tener un fin alto y noble, pues esta virtud no es menosprecio ni rechazo de la sexualidad humana, sino la integración ordenada de la sexualidad, que manifiesta su significado auténtico en el don de sí mismo en el amor. Vivir la castidad es don de Dios y a la vez correspondencia a su gracia quien nos inspira a descubrir y vivir los valore profundo del corazón, a fin de orientar esos deseos hacia el amor de donación o de ágape.